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sábado, 2 de febrero de 2013

La paix du Parnasse



François Couperin “Le Grand” fue hijo de Charles Couperin (1638-1679), organista de St.Gervais en París. Con la prematura muerte de su padre, este cargo quedó en manos de Lalande. François, un genio precoz, ya estaba asistiendo a Lalande a los diez años y heredó oficialmente el previo puesto de su padre a los 18. Lalande era su maestro y no sólo apreció la innovadora colección de Pieces d’orgue que el joven completó en 1690, sino que además le ayudó a ingresar como organista de la corte en 1693. Entre 1700 y 1717 Couperin ocupó el cargo de D’Anglebert como clavecinista en Versailles.

Couperin dividió su tiempo entre París y Versailles. Pero sus actividades como maestro de clavecín y de órgano le quitaron tiempo que quiso dedicar a la publicación de su música vocal e instrumental de cámara. Después de la aparición de sus Pieces d’orgue en 1690 no escribió más obras para órgano. Se interesó por las sonatas y las cantatas italianas que se interpretaban en los conciertos privados durante la década de 1690. Sus propias “Sonades” para trío y cuarteto en el estilo de Corelli (cuyos elementos absorbió en su colección de 1726 llamada Les Nations) circularon inicialmente en manuscritos bajo un anagrama de su nombre. El coleccionista Sebastien de Brossard adquirió copias y más tarde las describió en el catálogo de su colección como “música de gran excelencia que requiere muy buenas interpretaciones”.

El interés de Couperin en el estilo italiano, representado por Carissimi y destilado por Charpentier, influenció su música vocal sacra, particularmente sus motetes, “versets” y “lecciones de tinieblas”. Entretanto seguía acumulando una cantidad de notables piezas para clavecín que comenzaron a aparecer en elegantes ediciones solamente en 1713, mucho después que aquellas de sus colegas Clerambault, Dandrieu, Marchand y Rameau. Pero demostrando su individualidad, Couperin reunió sus piezas en Ordres y no en suites, así como dejó de lado muchos de los típicos movimientos de danza para preferir piezas de carácter más libres y evocativas. 


Sabiendo que, a pesar de las cuidadosas anotaciones realizadas en las ediciones, sus obras no eran interpretadas apropiadamente, Couperin publicó “L’art de toucher le clavecin” en 1716, para mostrar la digitación, el uso de ornamentos (cuya notación él estandarizó) y las denominadas “notes inégales”, también incluyó ocho preludios que podrían servir como introducciones a los ocho Ordres de los libros primero y segundo. Un tratado manuscrito, “Regle pour l’accompagnement”, proporcionaba reglas para realizar el bajo figurado y el tratamiento de disonancia.

En sus publicaciones de comienzos de la década de 1720, Couperin ofreció una amplia gama de maneras en que se podían unir los estilos francés e italiano. En 1722 los Concerts Royaux (para uno a tres intérpretes) fueron anexados al tercer volumen de Ordres para clavecín. Dos años después editó la Apoteosis de Corelli dentro de una segunda colección de conciertos titulada Los Gustos Reunidos, en donde elementos italianos y franceses se mezclan sutilmente. El Concierto Instrumental a la Memoria de Monsieur Lully (1725) fue una alegoría a la síntesis: Lully y Corelli eran recibidos por Apolo en el Monte Parnaso, donde juntos concebían “La paix du Parnasse” a la manera de una sonata en trío.







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