Contenido

jueves, 17 de marzo de 2011

Apolo y Dafne



Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su madre, la cual determino convertir a Dafne en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y dijo: "Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria"



La transformación la relata Ovidio en el poema Las metamorfosis. Este mito ilustra el origen de uno de los símbolos típicos del dios, la corona de laurel.
Apolo y Dafne es una escultura realizada por el italiano Gian Lorenzo Bernini entre los años 1621 y 1624, de estilo barroco. Se trata de una estatua a tamaño real de mármol, expuesta en la Galería Borghese en Roma.


Bernini captura la transformación de Dafne con intensa emoción, retratando las diferentes etapas de sus cambios.  Vista desde la espalda de Apolo, la figura de Dafne queda oculta, mostrándonos sólo el árbol en que se transforma, de modo que girando alrededor de la estatua tenemos una visión en el tiempo de la metamorfosis de la ninfa.


La contraposición de los elementos y el uso del claroscuro reflejan la fuente de la escultura helenística de la que bebe Bernini. También en el periodo helenístico existía esta percepción de Apolo como un muchacho andrógino, joven y delgado, con un peinado casi femenino, aspectos representados también en esta estatua.  La composición se realiza en plano-relieve, encontrándose llena de dinamismo y difuminación. El grito de horror de Dafne y el rostro perplejo de Apolo nos muestran un contraste de actitudes y aspectos que reflejan el interés por la representación de las esculturas.



viernes, 11 de marzo de 2011

Les Concerts Royaux


Luis XIV ordenó a Couperin interpretar los petits concerts de chambre todos los domingos, en los años 1714 a 1715. El músico compuso para ellos los Concerts royaux (Conciertos reales), suites instrumentales que se publicaron en 1722. La composición de estas piezas dejaba al intérprete en libertad para elegir la instrumentación que le convenía, así como la manera de tocar entre las posibles que la partitura sugería. Estos "conciertos", compuestos como piezas para clave, tienen un bajo continuo y partes que pueden interpretarse "no sólo al clave, sino también con violín, flauta, viola o fagot". Evocan el arte refinado y delicado de las conversaciones de los salones, la ligereza de la improvisación, la fantasía del humor y la fugacidad del momento. Son suites de danzas que mezclan los estilos italiano y francés, la tradición culta y la popular, con la finalidad de seducir al público.