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sábado, 21 de abril de 2012

La "Frauenkirche" en Dresde



LFrauenkirche (Iglesia de Nuestra Señora) en Dresde, Alemania, es una iglesia luterana de la época barroca. Arquitectónicamente, es una de las iglesias más destacadas de Europa y una significativa muestra de los edificios sagrados del luteranismo. Es uno de los edificios de piedra arenisca más altos del mundo y tiene la mayor cúpula de piedra al norte de los Alpes.
Fue construida entre 1726 y 1743.
 Durante la Segunda Guerra Mundial fue totalmente destruida a causa del bombardeo de Dresde en 1945. La República Democrática Alemana mantuvo sus ruinas como un monumento que recordara la destrucción de la guerra. Después de la caída del Muro de Berlín, se comenzó en 1994 su reconstrucción, finalizando ésta en 2005. Para ello contribuyeron a su financiación donantes de todo el mundo.
Ya en el siglo XI había en el lugar en que hoy se encuentra la Frauenkirche una pequeña iglesia románica, posiblemente la más antigua de Dresde, iglesia que estaba dedicada a María Madre del Señor y por lo tanto llamada Unsere Liebe Frau (Iglesia de nuestra Amada Señora). Durante la Edad Media fue modificada varias veces. En la Reforma protestante el edificio se encontró en la zona luterana de la ciudad. A comienzos del siglo XVIII, el edificio se hallaba en pésimo estado y era insuficiente para el creciente número de fieles que allí acudían, por esto, en 1722 el Ayuntamiento de Dresde decidió construir una nueva iglesia Se encargó el proyecto al arquitecto y urbanista George Bähr. La elaboración del proyecto hasta su aprobación en junio de 1726 llevó 4 años: el 26 de agosto de 1726 se puso la primera piedra, y no fue hasta 1743 cuando se finalizó la nueva iglesia. Su coste fue de 288.570 táleros, 13 grosz y 64,4 peniques, obtenidos en su mayor parte de donativos realizados por los ciudadanos de Dresde. El 28 de febrero de 1734 se consagró la iglesia con un sermón del superintendente Valentin Erst Löscher y música de Theodor Christlieb Reinhold. En mayo de 1743, apenas cinco años después de la muerte de George Bähr, se culminó finalmente la construcción con la colocación de una cruz sobre la cúpula. Löscher hizo que se colocara la cruz en oposición al deseo de Bähr, que quería que se pusiera un obelisco piramidal, así como contra las exigencias de Heinrich Graf von Brühl, primer ministro sajón, que quería que se colocara un obelisco con forma de “A” letra que simbolizaría el gobierno de Augusto el Fuerte.
A partir de entonces la Fruenkirche de Dresde pasó a ser la única iglesia protestante del Barroco alemán con importancia a nivel europeo. La parte central de la construcción realizada por Bähr, sostenía una cúpula toda ella de piedra. Pero, quizá, lo más fascinante de esta cúpula era su forma exterior, que en la parte inferior se hacía cóncava, de modo que recordaba en su forma a una campana. Esta forma, única en el mundo, hizo que el edificio se conociera como la campana de piedra. La cúpula descansaba en ocho pilares, los cuales se encontraban más juntos en las diagonales que en los ejes centrales, simbolizando de este modo la forma de una cruz.
La planta de los muros exteriores tenía forma de un cuadrado, forma interrumpida por el coro semicircular que sobresalía en uno de los lados. En las esquinas se situaban torreones con escaleras que actuaban como contrafuerte de la cúpula, escaleras que servían para acceder a las tribunas que se asomaban entre los ocho pilares. Justo delante del coro había una escalinata de forma curva en cuyo centro se situaba un atril, detrás un altar barroco monumental al que coronaba un órgano. El púlpito estaba suspendido en uno de los pilares de la izquierda, encima de la escalinata. Los bancos que se encontraban debajo de la cúpula se situaban concéntricos y dirigidos hacia un punto situado entre el atril y el altar; por el contrario, los bancos situados entre los pilares y detrás de estos miraban al centro de la iglesia. Esto acentuaba la existencia simultánea de dos centros de atención en el edificio: por un lado, el centro y, por otro, el coro. Sus proporciones, dada la gran altura de los pilares, así como las ventanas estrechas y alargadas recordaban a las iglesias góticas.
El edificio en principio no es muy diferente en su concepción de Santa Sofía en Constantinopla o de Santa Maria della Salute en Venecia, pero tiene sutiles y a la vez maravillosas diferencias: La parte cuadrangular se cierra como en esos casos con una bóveda, esta bóveda denominada “bóveda interior” se abre hacia arriba mediante un óculo gigantesco. Sobre el edificio cuadrado y su bóveda interior se coloca la bóveda exterior o campana de piedra, la cual puede ser vista por dentro a través del óculo. Finalmente la campana de piedra es rematada con la linterna. En este caso la bóveda exterior actúa como una inmensa caja de resonancia, parecida a la de un violín, de ahí que la proverbial acústica del lugar definida como “sublime”, “única", etc.. Es de suponer el maravilloso resultado obtenido mediante la música del órgano del altar, junto con los cánticos del coro amplificado hasta el infinito por la campana de piedra.
La Frauenkirche tenía una altura total de 91,23 m, una anchura de 41,96 m y una longitud de 50,02 m. La cúpula comenzaba a una altura de 40 m., y la linterna (cima de la cúpula) comenzaba a una altura de 62 m., todo ello sobre la plaza del Mercado Nuevo, Neumarkt, de Dresde. La cúpula, realizada toda ella con piedra arenisca de Sajonia, tenía en la parte baja un diámetro exterior de 26,15 m y en la parte superior del orden de 10 m., con un peso de 12.000 t.
Después del ataque aéreo de Dresde, realizado por bombarderos británicos y americanos la noche del 13 de febrero de 1945, la Frauenkirche ardió completamente. No fue alcanzada por ninguna bomba explosiva, pero se encontraba justo en el centro de la ciudad, donde el fuego fue más intenso e hizo los mayores estragos. Además, en los sótanos de la iglesia había archivados gran número de rollos de películas de las Fuerzas Aéreas, rollos que en aquel entonces estaban hechos de celuloide, producto muy inflamable y que al arder produce mucho calor.
El 15 de febrero, a las 10 de la mañana, los pilares interiores - todavía candentes - no pudieron soportar más el peso de la construcción. Con un ruido espantoso se desmoronó la totalidad del edificio, suceso este que para muchos habitantes de Dresde, dado su gran poder simbólico, aún superó la terrible destrucción de la noche anterior. En su lugar quedó una inmensa montaña de escombros. Entre estos restos sobrevivió el muro exterior del coro hasta la altura de las molduras y parte de una de las esquinas de la zona noroeste. También se conservó parte del altar realizado por Johann Christian Feige salpicado por las gotas de estaño provenientes del órgano al derretirse por el calor. Estos restos permanecieron relativamente indemnes bajo la protección de la montaña de escombros y han podido ser reutilizados durante la actual reconstrucción, reintegrándolos en el nuevo altar. De este modo, las huellas de la destrucción se han dejado allí conscientemente como muestra de aquel desastre

Como consecuencia de las transformaciones sufridas en Alemania en 1989, se publicó una carta abierta de Günter Voigt a Johannes Hempel, obispo de la Iglesia Luterana de Sajonia. En esta carta se apostaba por la reconstrucción de la Frauenkirche, dado su gran poder simbólico. Durante una reunión de ciudadanos de Dresde partidarios de esta reconstrucción surgió la frase "Ruf aus Dresden" (Llamada de Dresde), tal y como la acuñó el padre Karl-Ludwig Hoch. Esta llamada dio la vuelta al mundo a partir del 12 de febrero de 1990.
La idea de reconstruir la iglesia fue tomando forma. Como primera consecuencia de la “llamada” se creó la Gesellschaft zur Förderung des Wiederaufbaus der Frauenkirche in Deutschland e. V. (Sociedad para el fomento de la reconstrucción de la Frauenkirche de Alemania, Sociedad Registrada). Su órgano director estaba presidido por el eminente ciudadano de Dresde Ludwig Güttler y estableció las pautas para el desarrollo de una reconstrucción desde un punto de vista arqueológico. A partir de ese momento se efectuaron trabajos decisorios para la reconstrucción, así como para organizar la recaudación de los donativos (al principio sólo había un apoyo del 10%). En 1991 se creó la Stiftung für den Wiederaufbau Frauenkirche (Fundación para la reconstrucción de la Frauenkirche) que dirigiría la totalidad de la obra. El 18 de marzo de ese mismo año, un sínodo del Land de Sajonia aprobó oficialmente la reconstrucción de la Frauenkirche.
Obra nueva y antigua
Orden cronológico de los hechos más destacables: el 27 de marzo de 1994 se puso la primera piedra de la nueva Frauenkirche. En 1996 comenzó realmente la reconstrucción en sí; elarquitecto elegido fue Eberhard Burger. La reconstrucción finalizaría en la primavera de 2005. Las obras se ejecutaron más deprisa de lo esperado, ya que los donativos recibidos superaron con mucho el ritmo inicialmente supuesto. De este modo, la silueta de la iglesia pudo volver a verse en la ciudad en agosto de 2004, en vez del año 2005, tal y como se había previsto inicialmente.
Durante la reconstrucción se volvió a emplear parte de las piedras catalogadas (43% de la construcción original). Incluso se llegaron a usar grandes bloques enteros, colocándolos donde estuvieron originalmente. Los restos de una de las torres de la esquina y del coro se reintegraron igualmente en la construcción. Estos dos restos suponían el 34% del material reutilizado.
Al construir la cúpula (campana de piedra) no se empleó material procedente de los escombros por motivos puramente físicos, sino siempre piedra arenisca nueva. Las piedras de la cúpula se sometieron a un test especial para observar si soportarían el esfuerzo que iban a sufrir. Las piedras antiguas habían soportado temperaturas altísimas y no se debía correr riesgo alguno en su reutilización.
El edificio actualmente tiene por fuera el aspecto de un puzzle, debido al color que dan las piedras antiguas (oscuras) y las nuevas (claras). La capa de color negro de las piedras antiguas se debe a la oxidación del hierro de las piedras areniscas. El color claro es el habitual de la piedra arenisca recién tallada, pero con el tiempo las piedras nuevas se irán oscureciendo hasta que al final serán indistinguibles.
Dos anillos de acero ocultos, así como un armazón de acero igualmente oculto, sostienen la estructura de la iglesia, a diferencia de la antigua construcción. Estos elementos de acero pueden ser retirados en caso de necesidad, haciendo la construcción más practicable.
Gracias a modernas técnicas de medición, los bloques de piedra de los pilares pudieron colocarse con exactitud milimétrica. Mediante programas informáticos que se emplean para construir aviones, se analizaron las 560 placas de piedras de la base de la cúpula, ya que en ellas son enormes las variables fuerzas de la cúpula y ya en la antigua Frauenkirche causaban constantemente grietas. Entre 1938 y 1942 se hicieron los últimos arreglos de estas grietas.
La Universidad de Dresde junto con la de Karlsruhe realizaron durante dos años un trabajo de investigación para utilizar en la cúpula. Por ejemplo, se crearon nuevas mezclas de mortero para que las piedras fueran completamente impermeables a la entrada de lluvia por ellas. Para impedir esta entrada de agua, ya en el proyecto original del siglo XVIII se incluía un tejado de cobre sobre la cúpula. Por motivos económicos fue rechazada esta construcción, naciendo de este modo la campana de piedra.








miércoles, 11 de abril de 2012

"Magnificat"




El magníficat es un género de música polifónica vocal religiosa, similar a la cantata, pero basado en el pasaje bíblico de Evangelio de Lucas 1:46-5, que comienza «Magnificat anima mea Dominum» y que no pertenece al año litúrgico.
El magníficat era interpretado antes de las misas en festividades religiosas extraordinarias. Este carácter introductorio le confiere una extensión menor a la de las cantatas.
Destaca en la composición de magníficats la escuela de polifonía española, con autores relevantes como Cristóbal de Morales (primera mitad del siglo XVI) o Tomás Luis de Victoria, ya en la época de la Contrarreforma. Sebastián Aguilera de Heredia compuso en 1618 un conjunto de treinta y seis magníficats titulado Canticum Beatissimae Virginis deiparae Mariae.
Juan Sebastián Bach compuso un importante magníficat en mi bemol mayor (BWV 243) interpretado en las vísperas de Navidad de 1723 en Leipzig. Consta cuatro himnos relativos a la Natividad. Más tarde reescribió la obra en la tonalidad de re mayor, prescindiendo de los himnos, y añadiendo voces de trompetas. Es esta la versión que nos es conocida.
El Magnificat en re mayor, BWV 243, es una de las más importantes obras vocales de Johann Sebastian Bach.
Está compuesto por una orquesta y coro de cinco voces.
El texto es el cántico de la Virgen María, madre de Jesucristo, como un recuento del evangelio según San Lucas. También es una de las dos grandes obras que Bach compuso en latín, la otra es su Misa en Si menor, que también comparte el uso de un coro de cinco voces.
Bach compuso una primera versión en Mi bemol mayor en 1723 para las Vísperas de Navidad de Leipzig, que contenía varios textos para la festividad.
Durante algunos años eliminó los textos específicos de la Navidad, para que así la obra sea adecuada para su interpretación durante todo el año, así como el traspaso a la tonalidad de Re mayor, proporcionando una mejor sonoridad de las trompetas en particular. La nueva versión, que es la que comunmente se realiza en la actualidad, tuvo su estreno en Thomaskirche un 2 de Julio de 1733, el cuarto domingo después del día de la Santisima Trinidad, que era la Fiesta de la Visitación, en aquel momento.
La celebración más tarde fue cambiada a finales del mes de mayo.
La obra está dividida en doce partes que se pueden agrupar en tres movimientos, cada una comenzando con un aria y completada por el coro en forma de fuga.




Orquesta y Coro de La Capilla Real de Madrid
Óscar Gershensohn, dirección
Inmaculada Férez, soprano
Agnieszka Grzywazc, soprano
Marta Infante, contralto
José Pizarro, tenor
José Antonio Carril, bajo

[00:05] Magnificat anima mea
[02:55] Et exultavit
[05:20] Quia respexit
[07:45] Omnes generationes
[09:05] Quia fecit mihi magna
[11:10] Et misericordia
[14:55] Fecit potentiam
[16:50] Deposuit potentes
[18:40] Esurientes
[21:25] Suscepit Israel
[23:30] Sicut locutus est
[25:15] Gloria Patri
[26:40] Sicut erat

lunes, 2 de abril de 2012

La pintura barroca española






Durante el reinado de Felipe IV la escuela española afirmó las cualidades de su estilo y definió su personalidad, gracias fundamentalmente a los grandes maestros del siglo: Velázquez, Ribera, Zurbarán y Murillo. Los cuatro dominaron la producción pictórica de la época, eclipsando a sus contemporáneos, a los que convirtieron en deudores de sus respectivos estilos. 
Velázquez nace en Sevilla en 1599. Formado con Pacheco, su primera etapa se caracteriza por una pintura naturalista inspirada en Caravaggio. En 1623 viaja a Madrid e inicia su carrera de retratista de corte, interesándose por la personalidad de sus modelos. El viaje a Italia de 1629 le llevará a conocer la pintura del Renacimiento y convertirse en un pintor reconocido, realizando los encargos más importantes de su tiempo como la decoración de la Torre de la Parada o el Palacio del Buen Retiro. En 1649 regresa a Italia donde culmina su carrera recibiendo todo tipo de honores. De vuelta a España, el ocaso de su vida nos depara sus mejores obras en las que anticipa la pintura impresionista al interesarse por la luz y el color. 
Ribera representa la pervivencia del naturalismo táctil y concreto, que se había iniciado en las primeras décadas del siglo XVII y que con él alcanzó su máxima expresión. Su estancia en Roma y Nápoles le permitirá conocer las obras de Caravaggio, recibiendo un importante número de encargos, haciéndose famos por el dramatismo que encierran sus martirios. Con el transcurrir de los años, siguiendo la evolución del siglo, olvidará o atenuará su tenebrismo para acercarse al estilo de los Carracci. Las obras de estos años vendrán caracterizadas por el colorismo y la difusa luminosidad, recordando a la Escuela veneciana. En sus últimas obras recupera el estilo tenebrista que caracterizó sus primeros momentos, consiguiendo imágenes llenas de vivacidad en las que emplea una rebosante luminosidad al estilo de Tintoretto.
La principal aportación de Zurbarán a la pintura española del Barroco será el reflejo de la vida, las creencias y las aspiraciones de los ambientes monásticos, para los que el pintor realizó prácticamente toda su obra. Su estilo se mantuvo prácticamente invariable, desarrollando el naturalismo tenebrista para crear escenas cargadas de verosimilitud, en la que los santos se presentan ante el espectador de la manera más realista. Por esta razón Zurbarán es el pintor de los hábitos. Esta inmovilidad fue durante varias décadas el secreto de su éxito, pero terminó por condenar su carrera artística ya que el cambio de gustos en la mitad del siglo XVII y el triunfo de la pintura de Murillo harán fracasar su próspero taller. 
Murillo es quien mejor representa el nuevo lenguaje de la fe, a cuyo servicio puso su particular sensibilidad inclinada a valores dulces y amables. Con una facilidad portentosa creó una pintura serena y apacible, como su propio carácter, en la que priman el equilibrio compositivo y expresivo, y la delicadeza y el candor de sus modelos, nunca conmovidos por sentimientos extremos. Colorista excelente y buen dibujante, Murillo concibe sus cuadros con un fino sentido de la belleza y con armoniosa mesura, lejos del dinamismo de Rubens o de la teatralidad italiana